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Se cumplen tres años del asesinato de Olivia Arévalo

Olivia Arévalo Lomas, considerada como la última ‘‘meraya’’, fue asesinada de varios disparos la mañana del jueves 19 de abril de 2018, en Yarinacocha. Un crimen que conmocionó a todo el mundo.

La mañana del jueves 19 de abril de 2018, un crimen conmocionó a todo el mundo. Olivia Arévalo Lomas, considerada como la última ‘‘meraya’’, poseedora legendaria de la sabiduría y el conocimiento de las plantas medicinales, y defensora de los derechos culturales y ambientales del pueblo Shipibo, había sido asesinada de varios disparos en la puerta de su vivienda, en el asentamiento humano intercultural Victoria Gracia, en Yarinacocha.


Aquel día, entre algunos shipibos empezó a circular el rumor de que el asesino había sido el canadiense Sebastián Woodroffe, de 41 años, supuesto cliente de Arévalo durante algún tiempo, y quien había llegado a Ucayali para buscar en la medicina tradicional una cura a las adicciones y experimentar con ayahuasca.

Enardecidos, los shipibos fueron a buscar al sospechoso, lo lincharon y filmaron la venganza del crimen de Arévalo, vídeo que circulo durante varios días en las redes sociales.


Días después, la policía encontró el cuerpo del extranjero enterrado a casi un kilómetro del lugar donde ocurrieron los hechos. También se halló parte de una motocicleta e incluso el arma de fuego que había usado para acabar con la vida de Olivia Arévalo.


Tras la necropsia de ley, se hallaron rastros de pólvora en las prendas de Sebastián Woodroffe, con lo que se confirmó que había sido el autor del crimen, aseguró el Ministerio Público. Sin embargo, muchas cosas quedaban sin explicar. Una de ellas, cuál fue el verdadero motivo que lo llevó a cometer el asesinato.

Quizás la que cobró mayor peso fue que el hijo de Olivia Arévalo, Julián Vásquez Arévalo, presuntamente tenía una deuda de dinero con Woodroffe, quien incluso estuvo como no habido.


El extranjero, preso de la furia habría optado por cometer el hecho, por ello habría comprado un arma de fuego semanas atrás a un efectivo policial, aunque aún no se entiende por qué atacó a la mujer y no al que sería su verdadero blanco.


Tras la difusión del vídeo en el que se ve los últimos segundos con vida al asesino de Olivia Arévalo, el Ministerio Público logró identificar a los presuntos responsables del asesinato del canadiense: José Ramírez y Nicolás Mori, por quienes el gobierno ofreció una recompensa.


Desde entonces han pasado tres años. Con la muerte del autor del crimen, el caso se cerró, aunque la ubicación de los responsables de su muerte continúa.


Esta noticia, generó el rechazo de organizaciones de los derechos humanos y de pueblos indígenas del Perú y el mundo. Los ojos de todos estuvieron fijos en nuestra región. Los principales medios de comunicación del orbe llegaron para cubrir la información.


Este medio trató de buscar comunicación con la familia de Olivia Arévalo, pero a varios años del hecho parece que no tienen interés en reabrir la herida.



Irwing Letona



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