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Testigo narró crueldad con que mataron a Chota y compañía

La Voz Ucayalina (LVU), reproduce extractos de la declaración del Testigo FECOR-U-001, perdido por la Fiscalía. Documento relata el horror que enfrentaron Edwin Chota y compañía, violados y humillados antes de morir a manos de esbirros de una mafia que hoy corre riesgo de quedar impune. Nulidad sería único camino.


Escribe: Hugo Enrique Alejos

Jeremías Chota Ríos visita la tumba de Edwin Chota en Pucallpa. | Foto: Santiago Romaní


Como dimos cuenta días atrás, la impertinencia del Ministerio Público logró la baja de un testigo protegido que señala directamente a acusados de ser autores intelectuales y materiales de la muerte de líderes ashéninkas en el Alto Tamaya.


A continuación extractos de la declaración de este testigo clave, de código“FECOR-U-001”, testimonio que la parte civil -abogados de las víctimas- buscará incluirlos a como dé lugar, en contraste con la poca pericia de la Fiscalía, cuya cuestionada actuación -en especial la de su titular Denis Vega Sotelo- culminó en la pérdida de este testigo. Declaración tomada e incluida en la carpeta del Caso 637-2014 Cuaderno de acusación, a la que LVU tuvo acceso, muestran la violencia desmedida y el horror que vivieron en sus últimos instantes Edwin Chota, Leoncio Quintisima, Jorge Ríos y Francisco Pinedo.

Audiencias están próximas a concluir y destino del caso emblemático estaría decidido. | Foto: Santiago Romaní


La llegada de Jose Estrada Huayta -acusado de ser autor mediato e insigne empresario maderero con sendas denuncias- a la zona de Putaya, en donde se reunió con sus trabajadores. “Ellos se habían enterado de que iba a denunciar a brasileros que trabajan en Perú, porque José Estrada trabaja con puros brasileros, y cuando José Estrada llega en su chalupa -el día sábado- dice ‘por fin llego a mi pueblo’. Y les dice: ‘Hasta dónde han llegado ustedes, mira cuánto dinero estoy gastando para venir’. Y el brasilero le dice: ‘¿Para qué has venido? y José Estrada responde: ‘Es que hay que ver cómo solucionamos este problema y Estrada pregunta cuándo va ir Chota a Brasil”, se lee en la declaración perdida.


La visita del empresario, según el testimonio, tenía como objeto ponerle fin al problema que suscitaron los comuneros de Saweto, encabezados por Chota, quienes denunciaron tala ilegal y malas prácticas por parte de los encargados de explotar los recursos forestales de esta parte de nuestra región. Además, se narra un incidente que ocurrió en la víspera de las muertes. Sobre el particular, el testigo dijo lo siguiente ante el Ministerio Público en 2014.

Jorge Ríos y su familia, Ergilia Rengifo, su viuda, vive hoy en un aserradero. Diana estaría enfrentando penosa situación en el extranjero. | Foto: Gettyimages


“(..) cuando entra Chota empezaron a silbar como si entrara una mujer, entonces Estrada se paró y dijo: ‘¿Quién quiere gozar de mujer, puede volver chivo de acá?’ Y se levantó Sequiño y se puso en frente de Chota y le dijo ¿Qué quieres acá? ¿Acá nada es tuyo? Y Chota se retiró, pero luego volvió por el teléfono. Entonces Sequiño le dice ‘¿A quién vas a llamar?’ Llama a la Policía, a tu mujer, al fiscal dile que te vamos a comer”. El testimonio, con lujo de detalles, incluye aspectos de las muertes que coincidirían con los hallazgos hechos por peritos días después de las muertes, aunque, la avanzada descomposición de los cuerpos y las consecuencias de estar rodeados de flora y fauna mermó distintos aspectos de la investigación.


Luego de salir de Saweto hacia una reunión de líderes indígenas brasileros, Edwin Chota y compañía fueron interceptados. “Ya el día domingo, a eso de las once de la mañana, llega Panchito y dice ¿Que están celebrando, cualquiera invita? Ricardin le invita a comer diciendo que hay comida en la olla. Entonces Panchito les dice ‘mientras ustedes están aquí celebrando, el cabuco de mierda, hijo de puta, está surcando, está yendo a Brasil, a denunciar que aquí están puros brasileros invadiendo el Perú. Entonces José Estrada dijo ‘¡Yo pago lo que sea, a quien puta me lo trae acá, quiero su cabeza, lo quiero vivito aquí, que me diga qué quiere!’ Y uno dice que va a pasar por la casa de Capelón - Papá de Eurico, entonces Narvasta dice ‘¡Yo pago lo que sea, una bashola, me lo traen aquí, yo pago la cerveza, aquí tráelo!”, sobre este párrafo es que el Ministerio Público apoyó su acusación contra el empresario José Estrada Huayta, además, cierra el círculo sobre los autores materiales y donde es que alcanzaron a las víctimas.

Hijos y nietos de Leoncio Quintisima. | Foto: Hugo Alejos


Finalmente los hechos de horror suceden. “Los interceptaron a medio camino, entre el tambo de Media Luna y el Varadero de Cañaña, los han hecho caminar en rana, apuntando con armas, les decían ‘¡De aquí no sales, aquí vas a hablar!’ Los llevaron hasta el tambo de Varadero. Allí los torturaron, les decían ‘¿Ahora a donde puta van?’. Les quitaron sus papeles, sus solicitudes de apoyo para que no talen, les metieron esos papeles a la boca para que muerdan. ‘¡Ahora sí vete a quejarte!’ Dice que se pusieron a bailar y Zuleyi estaba al medio y se burlaba”, inicia el dramático testimonio.


“Cuando ya no podían caminar los arrastraron, primero Francisco Pinedo, le bajaron el pantalón y le dijeron ¿Quieres que te mate o te haga freshco (homosexual en brasilero)? Y lo violaron a Francisco, luego violaron a los otros tres, ellos decían que no les maten. Leoncio decía que sólo iba a pasear y que su hijo estaba chiquito, y que quién lo iba a cuidar. A Leoncio le cortaron la garganta, luego de eso se seguía moviendo, y por eso le dieron un tiro en el lado derecho de su barriga”, así habrían cumplido sus amenazas contra Leoncio Quintísima, difunto esposo de Lita Rojas, quien hoy es jefa de la comunidad de Saweto, los madereros de esta zona que hasta hoy es castigada por la mafia y en la que aún existen alertas de actividades ilícitas, como este medio pudo atestiguar.

Eurico Mapes (el “brashico”), junto a su padre conocido como “Capelón”, son parte del testimonio. | Foto: Santiago Romaní


“Luego a Francisco le picaron el abdomen al lado derecho, le torcieron su brazo hacía atrás, eso hicieron Shihuango y Nego, y Sequiño estaba con el cuchillo haciéndolo girar, y Francisco le dice a Sequiño: “De esta no te salvas, ahora te voy a denunciar, tú has matado a un brasilero, por eso no puedes volver a tu país” y cuándo oyó eso, Sequiño sacó su cuchillo ensangrentado, le quitó la huacharaca a Ricardin y le dio dos tiros en su barriga, y le dijo "Fala, filho dao puta", dice el testigo en su declaración sobre la muerte de Francisco Ríos, cuyo cuerpo no ha podido ser identificado hasta hoy.


Por último, los asesinos habrían volcado sus instintos criminales contra el líder de la comunidad, quien denunció en numerosas ocasiones los hechos por los que fue violado y asesinado en 2014. “De allí voltearon donde Chota, Clayson dice que han empezado a patear a Chota, la Turico dijo: “¡Yo me encargo de eso! Y agarro la huacharaca, pero Cleyson le quito el arma, y Jorge Ríos se levantó y le ha jalado el arma para quitarle, ahí es donde Capelón le da dos tiros a Jorge con escopeta, a Chota le han sujetado los brazos y le doblaron hacia atrás, a Chota le mata Cleyson de dos tiros, uno en la cara y otro en la boca del estómago. Luego de eso los descuartizaron y los han botado a pedazos, a Jorge por atrevido lo llevaron a botar más arriba, luego de eso bajaron”, dice el hombre que conoció de primera mano la información de la que nació el que es hoy por hoy el caso más relevante de muerte de líderes indígenas a manos de mafias y crimen organizado alrededor de actividades económicas ilegales, en la frontera de nuestra región -y nuestro país- con Brasil.

Restos óseos de las víctimas permitieron confirmar la identidad de al menos tres de ellos. | LVU


Este testimonio, corroborado por familiares de los occisos por años, y del que todos saben en la cuenca del Alto Tamaya, pudo acercar a lograr justicia en un caso por demás mediático a nivel internacional, sin embargo, su omisión durante el juicio oral, criticada por los diversos actores del proceso, llevan sin dudas a que el caso esté perdido. Oscar Romero, abogado de las víctimas, constituidas en actor civil, adelantó a LVU que de darse -como es consecuente y previsible- una sentencia desfavorable a los intereses de la comunidad y viudas, pedirá la nulidad del juicio oral, en aras de salvaguardar la búsqueda de justicia y no seguir echando por borda más de ocho años de proceso.

Acusación del Ministerio Público sobre la que se hizo “harakiri”. | LVU

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